José Luis Espert: caída en tiempo real

Renunció a su candidatura por LLA en Buenos Aires tras el escándalo por un pago de US$200.000 vinculado a Federico “Fred” Machado. Milei lo respaldó y aceptó la salida. A 21 días de las legislativas, el oficialismo corta daños y deja abiertas preguntas sobre transparencia y costos políticos.

Renunció. Lo anunció este domingo con un post breve y un tono sacrificial: “doy un paso al costado”. Javier Milei lo respaldó al instante y habló de “operación maliciosa”. A veinte días de las legislativas, el oficialismo prefirió amputar antes que infectarse.

El detonante: una transferencia de US$200.000 en 2020 vinculada a Federico “Fred” Machado, empresario argentino con causas en Estados Unidos por narcotráfico, lavado y fraude. José Luis Espert no niega el dinero; lo enmarca como consultoría para una minera en Guatemala. Dice que todo fue legal y ajeno a su campaña. Los documentos y el origen del giro alimentan la sospecha.

“No soy narco”, dijo en un video días atrás, quebrado, apuntando a Juan Grabois por “difamación”. La defensa emocional convivió con un corrimiento del relato: pasó de minimizar el vínculo a admitir reuniones, vuelos compartidos y el pago. La distancia entre lo dicho y lo demostrado quedó a cielo abierto. El caso dejó de ser un problema personal para convertirse en un riesgo de marca para La Libertad Avanza.

El vínculo que desbordó la campaña

La historia no empezó esta semana. Machado fue detenido en la Argentina a pedido de la Justicia estadounidense, en causas que también alcanzan a ejecutivos del negocio aeronáutico. El mapa judicial describe redes, fideicomisos y cuentas satélite. La política se asomó a esa geografía cuando aparecieron los papeles con el giro a nombre de Espert. El riesgo político se sintió donde más duele: la provincia de Buenos Aires, distrito clave, en plena campaña.

Las versiones y los hechos

Lo que dice Espert. Que hubo consultoría privada, no aportes ilegales; que cortó la relación cuando conoció los cargos; que su renuncia es “por la Argentina”, para no arrastrar al proyecto de Milei.
Lo que muestran los registros. La transferencia de 2020; viajes y contactos previos; la conexión entre la cuenta que giró el dinero y estructuras usadas en causas de lavado.

Entre ambos planos —el alegato y el expediente— se instaló la grieta que la campaña no pudo clausurar. “La Argentina está por encima de las personas”, dijo Milei al aceptar la renuncia. Hubo sintonía, pero también cálculo: contener la hemorragia a tres semanas de votar. En la justicia electoral ya se discute lo práctico —boletas impresas— y lo fiscal —posibles costos de reimpresión—. En la política, lo simbólico: cuánto erosiona el episodio la promesa de “no somos todos lo mismo”.

El clima alrededor

La oposición celebró y pidió profundizar investigaciones. En redes, el caso fue un torrente de memes, moral y métricas. Sondeos rápidos registraron un rechazo alto a la explicación de Espert, señal de que el veredicto social llegó antes que el judicial. No es sentencia; sí es un costo.

Lo que queda en pie

Más allá del ruido, hay constantes:

El frente judicial extranjero. Las acusaciones a Machado —tráfico, lavado, fraude— siguen su curso en tribunales de EE.UU.

El frente doméstico. Si la relación comercial de Espert fue legal o imprudente será materia de prueba, no de timeline.

La política. Cuando la transparencia es consigna de campaña, los márgenes para la ambigüedad se achican.

Cierre. “Dar un paso al costado” es un gesto; también es admitir que el tiempo electoral corre más rápido que el procesal. La pregunta que queda —para Espert, para Milei, para todas las fuerzas— es sencilla y difícil a la vez: ¿alcanza con renunciar para despejar las dudas, o recién ahí empiezan?

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