El intendente de Alta Gracia quedó 8º entre los 12 mandatarios evaluados de la Región Serrana, según CB Consultora. Su diferencial de imagen es de +14,3%, con una alta tasa de rechazo.
El último informe de CB Consultora Opinión Pública expone una realidad incómoda para el intendente de Alta Gracia, Marcos Torres Lima: ocupa el octavo puesto sobre doce en el ranking de imagen de la Región Serrana, que agrupa a los departamentos de Santa María y Calamuchita.
Con un 46,1% de imagen positiva y un 31,8% de negativa, Torres Lima alcanza un diferencial de +14,3%, cifra que lo ubica en el sector bajo de la tabla, incluso por detrás de intendentes con menor exposición pública o de comunas más pequeñas.
Alta Gracia es la ciudad más poblada y políticamente influyente del corredor serrano, lo que hace aún más llamativa su posición en el ranking. El alto nivel de conocimiento (solo el 22,1% de los encuestados no lo reconoce) no se traduce en mayor aprobación, sino en una división marcada en la percepción pública, con casi un tercio de imagen negativa.
En contraste, intendentes de localidades con menor densidad poblacional y menos presupuesto obtienen diferenciales mucho más altos:
Julio Gantus (Villa Rumipal) lidera con +28,9%
Emiliano Torres (Villa del Dique) lo sigue con +24,9%
Eduardo Martín (Santa Rosa de Calamuchita) se ubica tercero con +21,6%
Incluso jefes comunales de gestiones intermedias, como Oscar Santarelli (Villa General Belgrano) o Carolina Basualdo (Despeñaderos), superan ampliamente los 16 puntos de diferencial, manteniendo una base de aprobación sólida y menor rechazo.
El informe revela una tendencia general en la región serrana: la mayoría de los intendentes presenta diferenciales de imagen superiores a +20%. En ese contexto, el +14,3% de Torres Lima no solo lo aleja de los primeros puestos, sino que expone un desgaste visible en su vínculo con la comunidad.
Por debajo suyo aparecen:
Marcos Fey (Malagueño): +7,3%
Natalia Contini (Anisacate): -0,3%
Mateo Gioda (Los Cóndores): -0,5%
Gimena Muños (Río de los Sauces): -2,8%
Si bien no es el peor evaluado, el intendente de Alta Gracia queda a mitad de tabla en una zona que tradicionalmente valora el contacto directo, la transparencia y la cercanía.
A medida que avanza 2025, el contexto electoral y social exige a los mandatarios locales fortalecer su legitimidad. En el caso de Alta Gracia, los desafíos se intensifican: reclamos por mayor participación, falta de diálogo con sectores disidentes, tensiones dentro del Concejo Deliberante y una ciudadanía cada vez más activa y crítica en redes sociales.
El dato es claro: en una región clave de Córdoba, la imagen de la ciudad cabecera no está liderando, sino arrastrando los pies.
