Una nación en construcción: Milei y el espejo de su “Argentina Grande”

En San Nicolás, el presidente Javier Milei presentó su “Plan Argentina Grande Otra Vez” ante empresarios y cámaras cerradas. El acto prometía inversión y futuro, pero la escena —aislada, blindada, sin obreros— reflejó las tensiones de un país que aún no logra reconocerse en su propio relato.

El sonido metálico de los cascos se confundía con el eco de las cámaras. En el interior de la planta Sidersa, el presidente Javier Milei recorrió junto a Diego Santilli y los dueños de la siderúrgica la obra de un nuevo alto horno valuado en 300 millones de dólares. Afuera, el clima era distinto: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y agrupaciones de izquierda marchaban en rechazo a las políticas económicas del gobierno.

El acto, cerrado al público y con fuerte operativo de seguridad, fue el escenario elegido para el lanzamiento del “Plan Argentina Grande Otra Vez”. El mandatario habló de una “nueva era de prosperidad”, celebró un “apoyo histórico” de Estados Unidos —estimado en 20.000 millones de dólares de asistencia financiera— y definió el momento como “un hito fundacional para la reconstrucción del país”.

“Estados Unidos ha elegido acompañar esta hazaña brindándonos su apoyo financiero en un momento en que las fuerzas del pasado buscan arruinar el futuro”, afirmó.

No hubo anuncio de medidas concretas ni documento oficial del plan. Según fuentes del Ministerio de Economía citadas por El Cronista, el “Plan Argentina Grande Otra Vez” es un marco narrativo que agrupa políticas ya en marcha, centradas en el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Este régimen otorga estabilidad fiscal y beneficios tributarios por treinta años a proyectos superiores a 200 millones de dólares, como el de Sidersa.

El discurso combinó exaltación económica y tono electoral. Milei recordó los avances de su gestión: inflación interanual reducida del 300% al 36% y descenso de la pobreza del 50% al 30%, según datos oficiales. Atribuyó estos logros al “déficit cero” y a la “disciplina fiscal”, y advirtió que “las fuerzas del pasado” buscan “revertir los avances con recetas fracasadas”.

Fuentes de La Nación y Clarín confirmaron que el presidente también destacó inversiones energéticas y tecnológicas, como el proyecto YPF–ENI para exportar gas licuado y el acuerdo con OpenAI para desarrollar un centro de datos en la Patagonia. Para Milei, estos proyectos representan el comienzo de una Argentina “integrada al mundo libre y competitiva”.

Sin embargo, el contraste entre la narrativa oficial y el entorno social fue evidente. Mientras el mandatario hablaba de “auge industrial”, Página/12 y Prensa Libre SN registraron protestas sindicales en los accesos a la ciudad. Los manifestantes denunciaron suspensiones en empresas metalúrgicas por caída de la demanda interna y advirtieron que “la grandeza no puede construirse sobre el desempleo”.

Analistas consultados por Ámbito Financiero interpretan el acto como un relanzamiento de campaña. En palabras del politólogo Hernán Iglesias Illa, “Milei busca reordenar su mensaje: menos motosierra, más inversión y geopolítica”. La referencia al respaldo estadounidense opera como legitimación simbólica, en un contexto de volatilidad electoral.

El “Plan Argentina Grande Otra Vez” aparece, por ahora, más como un relato de continuidad que como un programa económico estructurado. La apuesta de Milei es mantener la confianza del mercado con el sostén externo y con un mensaje que asocie orden, estabilidad y apertura.

Aun así, persiste una pregunta que atraviesa su narrativa: ¿puede una Argentina construirse sobre la inversión privada sin fortalecer su base social? En San Nicolás, las luces del escenario proyectaron una imagen de grandeza. Pero el eco, afuera, seguía siendo el mismo: el ruido del trabajo que aún falta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *