El valor total de todos los bitcoins emitidos igualó al de todos los billetes y monedas de dólar en circulación.
Pero más allá del dato, lo que se consolida es una batalla ideológica que lleva 15 años.
Para Maslatón, Bitcoin no necesita destruir al Estado: le basta con verlo imprimir.
La noticia puede parecer técnica, pero el símbolo es monumental:
Por primera vez en la historia, el valor total de los bitcoins emitidos igualó al de todos los billetes y monedas de dólar en circulación en el mundo.
Ambos: 2,337 billones de dólares.
Para algunos, es una anécdota de mercado.
Para otros, como el abogado liberal Carlos Maslatón, es la confirmación de una batalla silenciosa que lleva 15 años. Y que, según él, Bitcoin está ganando.
¿Qué significa esto?
Bitcoin es un sistema monetario completamente distinto al dinero que emiten los Estados.
No hay bancos. No hay deuda. No hay promesas. Solo hay propiedad.
Cada unidad de BTC es como una ficha indivisible, única, imposible de duplicar o falsificar.
No hay corralito, ni inflación inducida, ni dilución por emisión.
Y esa escasez lo hace valioso.
En cambio, el sistema fiduciario –el de los pesos, los dólares, los euros– funciona sobre la base de la promesa de que ese billete vale algo porque alguien, con poder, dice que lo vale.
Pero esa promesa se debilita cada vez que se imprime más dinero, se contrae nueva deuda o se expande el crédito sin respaldo.
Maslatón no quiere que el Estado desaparezca.
De hecho, lo dice con todas las letras:
“Nuestro negocio no es que el modelo estatal desaparezca.
Es que siga existiendo. Que sigan emitiendo.
Porque mientras más impriman, más se devalúan… y más ganamos nosotros.”
El planteo es provocador, pero lógico:
Bitcoin no necesita destruir al dólar para crecer.
Solo necesita que el sistema tradicional siga siendo lo que es:
una máquina de fabricar papel respaldado por confianza forzada.
Mientras tanto, quienes apostaron por Bitcoin desde sus comienzos viven lo que él llama una “fiesta deflacionaria”.
Gastan menos de su stock, y cada unidad que guardaron vale más frente al mundo fiduciario.
Este hito, el de la paridad con los dólares físicos,
no significa que Bitcoin reemplazará al dólar mañana.
Pero sí deja en claro que el monopolio del dinero ya no es absoluto.
Y eso, en un mundo donde la confianza en los gobiernos se erosiona a diario,
es una victoria política, económica y cultural.
Una que no necesita votos ni tanques:
solo tiempo, tecnología… y algo de fuego lento.