Desde muy temprano este domingo, la zona del Tajamar volvió a ser epicentro de reclamos vecinales por ruidos molestos, maniobras peligrosas y disturbios ocasionados por grupos de motociclistas. Una publicación en redes sociales, que rápidamente se viralizó, denunciaba que desde las 6:30 de la mañana “no se puede dormir gracias a la Orquesta Sinfónica de escapes libres”.
“Se ve que los controles vehiculares no funcionan ya que parece que cada día hay más motos con escapes libres”, expresaba el mensaje, que además etiquetó a todos los concejales de la ciudad y al viceintendente. Sin embargo, ninguno de los funcionarios respondió públicamente ni acusó recibo del reclamo.
La situación generó una ola de reacciones en grupos de Facebook locales. Mientras algunos usuarios denunciaban descontrol, música a alto volumen y consumo de sustancias, otros defendían a los jóvenes, reclamando que “ni un lugar les dejan para estar”.
«Lo que sucede es la cantidad de botellas, vasos de plástico entre otras cosas que quedan ahí… lamentablemente algunos fumando marihuana… otros tomando alcohol», comentó una vecina en Facebook.
«Van a tener que buscar un predio donde vayan todos estos a hacer el after», decía uno de los mensajes reenviados en grupos de WhatsApp, confirmando que el movimiento migró desde el Parque Público Sierras Hotel y el Boulevard de calle Carlos Pellegrini hacia la zona del parque García Lorca.
Algunas publicaciones confirmaron que el Parque Público Sierras Hotel estuvo vallado durante la noche del viernes y también anoche. Según vecinos, este cierre responde a la intención de evitar concentraciones masivas de motos y vehículos. “Casi todas las noches lo cierran para evitar que se junten ahí”, afirmó un usuario, mientras otros agregaban que “los están rajando del Boulevard y se han venido para acá”.
En uno de los videos que circuló esta mañana, puede observarse un grupo de motos transitando por calles internas aledañas al espacio verde. En el mismo video, también se visualiza un móvil, lo que indicaría que al menos alguna patrulla habría intentado intervenir.
Las reacciones muestran el cruce generacional y social. Desde quienes apuntan a la falta de control municipal, hasta quienes consideran que el problema radica en la falta de espacios para la juventud.
“Esta ciudad de viejos oligarcas, les molesta todo. Bueno, que se acuerden de los jóvenes a la hora de votar”, ironizó un usuario en Facebook.
“Tendrían que vivir cerca para saber lo que es no poder dormir por los ruidos de los caños de escapes ecológicos y la música a fondo ecológica a la madrugada”, replicó un vecino afectado.
El conflicto no es nuevo, pero sí crece en intensidad. El cierre de espacios públicos nocturnos y la dispersión de jóvenes a otras zonas residenciales no parece resolver el fondo del problema: la convivencia.
Mientras tanto, vecinos y vecinas siguen esperando respuestas concretas de las autoridades, patrullajes más frecuentes y, tal vez, una propuesta real para ofrecer alternativas de encuentro a la juventud sin poner en jaque el descanso ni la seguridad de la comunidad.