Audiencia Pública en Alta Gracia: El Engaño de la Transparencia y la Brecha Digital en el Concejo Deliberante
Mientras se convoca a la audiencia «pública», la ciudadanía se enfrenta a obstáculos arcaicos y digitales que socavan la participación efectiva en decisiones cruciales para el 2024.
En un sorprendente acto de contradicción, el Honorable Concejo Deliberante de Alta Gracia ha anunciado una Audiencia Pública para discutir el Presupuesto Municipal 2024 y la Tarifaria correspondiente. Sin embargo, tras el barniz de transparencia, surge una realidad más oscura y desafiante para los ciudadanos.
Transparencia Ausente en una Audiencia «Pública«:
A través del decreto Nº 012/23, se ha fijado la audiencia para el 19 de diciembre de 2023, a las 09:30, en la Sala de Sesiones del Concejo Deliberante, Belgrano 15, planta baja. Aunque se alude a la «publicidad» de la audiencia, el término resulta irónico a la luz de las prácticas actuales.
Desafíos para la Participación Ciudadana:
Documentación Anclada en el Pasado: La documentación crucial para el análisis del presupuesto se encuentra en un formato arcaico, limitando su acceso a lo físico. Esta restricción propaga una barrera financiera, desconociendo la realidad digital del siglo XXI.
Pago por Transparencia: Para aquellos ciudadanos con la audacia de querer explorar la documentación detenidamente, se les impone la absurda tarea de pagar por copias impresas. Esta táctica contradice el principio fundamental de una Audiencia Pública, que debería ser accesible y gratuita para todos.
Desconexión Digital: El sitio web del Concejo Deliberante permanece en un estado de abandono y desactualización. En plena era digital, la falta de recursos y presencia online demuestra un menosprecio a la participación ciudadana informada.
Compromiso Cuestionado con la Participación Ciudadana:
Esta audiencia, bajo la pretensión de transparencia, revela más obstáculos que oportunidades para la participación efectiva de los ciudadanos en decisiones fundamentales para el próximo año. La convocatoria, lejos de ser un ejercicio real de democracia participativa, parece ser un mero formalismo que obstaculiza el compromiso verdadero con la transparencia y la inclusión ciudadana.
