Córdoba Capital en crisis: basurales, transporte colapsado y una gestión al borde del abismo

A más de 500 días de asumir, el intendente Daniel Passerini enfrenta duras críticas por el deterioro urbano, la inseguridad creciente y una situación financiera alarmante. La renuncia masiva de funcionarios refleja una gestión municipal en terapia intensiva.

La ciudad de Córdoba Capital atraviesa una de las crisis municipales más profundas de los últimos años. Con más de 500 días de gestión, el intendente Daniel Passerini solicitó la renuncia de 580 funcionarios, en un intento desesperado por reestructurar un gobierno jaqueado por la ineficiencia, el endeudamiento y la falta de rumbo.

La ciudad de Córdoba Capital atraviesa una de las crisis municipales más profundas de los últimos años. Con más de 500 días de gestión, el intendente Daniel Passerini solicitó la renuncia de 580 funcionarios, en un intento desesperado por reestructurar un gobierno jaqueado por la ineficiencia, el endeudamiento y la falta de rumbo.

Basurales a cielo abierto, calles destruidas, transporte público colapsado, inseguridad creciente y aumento desmedido de impuestos forman parte del diagnóstico expuesto recientemente por Elisa Caffaratti, legisladora provincial, a través de un posteo en X que rápidamente se viralizó.

El colapso de la gestión también tiene dimensiones financieras: según diversas fuentes, el propio gobernador Martín Llaryora habría intervenido enviando funcionarios del Ministerio de Finanzas para auditar las cuentas municipales. La situación fue descripta como una «ciudad quebrada» y atrapada en las consecuencias de una campaña electoral costosa y sin prioridades de gobierno claras.

En materia ambiental, la proliferación de basurales sigue siendo crítica. Aunque el municipio afirma haber reducido un 30% los basurales activos (de 146 a 101), aún se registran 94 sitios clandestinos que generan entre 13.000 y 20.000 toneladas de basura mensuales. La Circunvalación y barrios periféricos son los principales focos del problema.

Las calles de Córdoba, afectadas por la falta de mantenimiento y fenómenos climáticos extremos como el diluvio de marzo que dejó calles inundadas tras 67 mm de lluvia en una hora, muestran el deterioro urbano más evidente. A pesar de algunas obras de pavimentación (205 cuadras en 2024), la percepción ciudadana es que el abandono predomina, sobre todo en las zonas más alejadas del centro.

El sistema de transporte urbano, en crisis tras la salida de Ersa y los problemas financieros de Coniferal, no logra recuperarse. Mientras las tarifas se mantienen elevadas, el servicio es cada vez más irregular. La promesa de un nuevo sistema de transporte lanzada en 2024 avanza lentamente y enfrenta escepticismo popular.

En seguridad, la creación de la Guardia Urbana Municipal (GUM) no ha logrado revertir la preocupación ciudadana. Los hechos delictivos sumaron 17.491 en diciembre de 2024, según Cba24n, mientras que la percepción de inseguridad sigue creciendo, especialmente en los barrios más vulnerables.

Finalmente, los impuestos municipales aumentaron en 2025: el inmobiliario urbano, por ejemplo, parte de un mínimo de $22.500 anuales, y el rural ajusta sus valores mensualmente por el índice de precios mayoristas. Estos incrementos son vistos como una carga injustificada, dada la calidad decreciente de los servicios.

En síntesis, Córdoba Capital enfrenta un momento de máxima tensión, donde la desconfianza ciudadana, la crisis financiera y la desorganización institucional desafían la capacidad de reacción del gobierno municipal. La ciudadanía exige soluciones estructurales, no medidas cosméticas, en un escenario donde el tiempo se agota rápidamente.

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