La disyuntiva de los argentinos: el salto al vacío o hundirse en el Titanic

La disyuntiva de los argentinos: el salto al vacío o hundirse en el Titanic

El desafío del elector para el próximo domingo está en elegir entre las dos peores opciones que ha dado a luz nuestra democracia: un improvisador empachado de soberbia y un mitómano sediento de poder.

Ya pasó el último debate presidencial, ya vimos pasar varios candidatos hasta dejar los dos protagonistas del cruce de anoche, y venimos siendo el blanco involuntario de una de las campañas más sucias que recuerde en estos 40 años de democracia.

Publicidades repelentes que apelan a imágenes brutales como la de un perro que no verá mas a su dueña, o un arma para el inicio de clases, o carteles en las estaciones de trenes, informando cual sería el precio si gana un candidato o si gana el otro, han bombardeado nuestras retinas, han atacado nuestros oídos, con el solo objeto de evitar que podamos pensar con claridad cual es la mejor opción de gobierno.

En la vereda de enfrente, de los supuestos virtuosos de la política que no se dejan contaminar, el ataque no es menos grave: videos repetidos hasta el hartazgo sugiriendo consumo de sustancias, algunos de ellos falsos pero replicados igual, reacciones explosivas, retos y maltratos por no comprender con absoluta claridad cuales son los vericuetos económicos y financieros del manejo de la cosa que se nos escapan a los que todos los días buscamos el mango con esfuerzos cada vez más infructuosos por la escalada de precios, la indolente suba de carnes, naftas, electrodomésticos y cualquier premio, o servicio, o beneficio, o nutriente, o remedio que necesitamos para subsistir.

Y es que no tenemos un master en Harvard, o una especialización de la Fundación Mediterránea. Apenas si sabemos levantarnos temprano, ir a laburar, pagar nuestros impuestos, y tratar de sobrevivir con esa sensación de que cada vez que llueve sopa, estamos con un tenedor en la mano.

“Con la democracia se come, se cura y se educa” nos dijeron hace cuarenta años, y creo que nos mintieron. Porque en estos cuarenta años, desde el poder político se han encargado de que la educación fuese la primer víctima, con docentes mal pagos, con un sistema educativo que viene bajando la vara de exigencia para poder meterse decorosamente en las estadísticas internacionales aunque el conocimiento genuino no se haya alcanzado… un pueblo educado e inteligente es un pueblo difícil de engañar; con un sistema de salud cada vez más agujereado y poblado de mercenarios desde las obras sociales, los sindicatos, los laboratorios, y mientras los profesionales reclaman por dignificar sus ingresos, convivimos con vacunatorios vip y contratos más motivados por la ideología que por la necesidad de brindar al pueblo un sistema de salud digno… el dato: ningún político que decide cómo será nuestra salud se atiende en instituciones públicas; y por último la democracia no nos dio de comer, mas bien nos va restringiendo cada vez más el menú aunque hemos duplicado o triplicado nuestras horas de trabajo, nos obliga a ver cómo en sus festejos se reparte el chori y la coca, conocemos los opulentos menúes de la casa rosada y la quinta de olivos, sabemos que de las fotos de las reuniones han borrado el caviar y el sushi con photoshop mientras nos prometieron asados y heladeras llenas pero terminan promoviendo la nutrición basada en la ingesta de insectos.

La democracia hasta ahora le ha servido, y muy holgadamente, a los que vienen operando en política hace décadas. Sabemos que no es que sea el mejor sistema de gobierno, sino el menos peor, porque si bien es muy honorable el concepto de que sea el gobierno del pueblo para el pueblo, nos somete a mayorías que a veces no son las más virtuosas e inteligentes, sino las más vulnerables a la dádiva, y las mejor movilizadas al momento de votar.

¿Qué opciones tenemos de salir de ese circulo vicioso en el que la política se encarga siempre de que los políticos sigan siendo la única propuesta que tenemos en el cuarto oscuro? ¿Nos sirve que un “No-Político” llegue con su propuesta disruptiva a una instancia final?

Anoche en el debate, estuvo el angustiante y vetusto aparato político partidario llevando una propuesta demagógica y trillada, que usó todas las armas posibles para atacar al outsider que lo pone en peligro, incluso mostró las uñas amenazando con dar más datos de los que dio, insinuando un “carpetazo” sobre la pasantía del otro candidato como empleado del Banco Central, datos que seguramente obtuvo gracias a la recientemente develada estructura de espionaje que el oficialismo viene utilizando para apretar jueces, periodistas, figuras mediáticas e influencers.

Y el outsider quedó desnudo ante una audiencia que pudo ver en el prime time de la televisión cómo caía en muletillas al no poder elaborar una respuesta congruente, cómo caía en la trampa de la dialéctica de un tipo muy bien preparado y con muchos kilómetros encima, como recurría al chiste sonso o a la actitud burlona en lugar de darnos tranquilidad a los que buscábamos con qué frenar la continuidad camaleónica del mismo régimen que nos viene abofeteando. Algunos lo defienden porque “eso demuestra que no está tallado con los mismos cinceles que el político chanta”, que es espontáneo, y que esa misma frescura es lo que los lleva a elegirlo para decir ¡BASTA! Pero lo que se vio es un tipo poco preparado para la tarea que tendrá desde diciembre si los argentinos le damos la mayoría, un candidato sin conocimiento profundo del estado, proclive a confundir conceptos básicos, y minimizar asuntos que son importantes para los electores.

Tal vez no es necesario que lo sepa todo, tal vez no importe que, de primera, y sin tener camino recorrido en el ejecutivo, esté interiorizado de cosas que de todas formas no va a manejar personalmente sino a través de secretarías y profesionales. Tal vez haga falta un tipo que en las decisiones medulares ya maneje conceptos que son necesarios cambiar, y que luego a través de la estructura ejecutiva pueda poner en marcha. Tal vez no, tal vez en un estado paquidérmico y atravesado por la corrupción haga falta un bicho de ese mismo corral para que conduzca y corrija lo que no está funcionando.

Lamentablemente cuesta creer en esta última premisa porque ese mismo tipo es el ministro de economía del dólar a mil (si, bajó un poquito, pero ya no importa) y de la inflación en más del 150%, que hace más de un año esta tomando las decisiones que nos tienen como estamos, y que actúa inexplicablemente como presidente de facto (a no asustarse, que significa “de hecho”) ante la incomprensible ausencia del verdadero presidente y de la vicepresidenta que en su momento lo eligió, y ante el silencio cómplice de cada político, legislador y funcionario, oficialista o no, que no haya salido a pronunciarse vehementemente ante tamaña irregularidad institucional en nuestra república.

La ecuación que deberá despejar el electorado el domingo no será sencilla. Es de esas que están en el programa, no te explicaron en clases, pero viene en el final, y la tenés que resolver sí o sí. Algunos ya vienen diciendo que entregará la hoja vacía y firmada, convencidos de que con esa actitud “defienden sus ideales” pero SPOILER ALERT, van a reprobar. Otros juran y perjuran que su enemigo hasta hace diez minutitos, es la mejor opción. Y los menos, van obedientes a elegir, como todos los demás, entre el veneno y la horca.

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