Un barrio, una plaza y una escuela: el conflicto que puso en pausa una decisión del municipio

Vecinos de barrio Liniers se reunieron con el intendente Marcos Torres para frenar la construcción del IPEM 345 en la Plaza Manuel Belgrano. El espacio verde es clave para la vida comunitaria y se abrió una discusión sobre el uso del suelo y la participación ciudadana.

En una reunión al aire libre cargada de tensiones, vecinos del barrio Liniers se encontraron con el intendente Marcos Torres para exigir respuestas sobre un proyecto que los tomó por sorpresa: la construcción del IPEM 345 en la Plaza Manuel Belgrano, el único espacio verde del sector. Lo que parecía una decisión cerrada fue relativizada por el mandatario, quien aseguró que aún “se están evaluando alternativas”.

Durante el encuentro, los vecinos remarcaron que el valor de la plaza excede lo urbanístico: allí se celebran eventos comunitarios como el día del niño, día de la madre y ferias dominicales. “Es el corazón del barrio”, sintetizó un vecino, subrayando el impacto negativo que tendría su transformación en un edificio escolar.

El intendente reconoció que hubo fallas de comunicación institucional y se disculpó. Afirmó que no hay decisión firme y que existen otras opciones de terrenos. Entre ellos se mencionaron los predios de Piedra del Sapo, Potrero de Loyola, y un terreno de 48 mil metros cuadrados en calle Catamarca, perteneciente al AVE.

Sin embargo, la falta de titularidad dominial clara de muchos de estos espacios complica la cesión al Ministerio de Educación provincial, que exige escrituras para realizar obras. En palabras del propio Torres, “tenemos muchas exenciones de propiedades, pero no escrituras”.

También se debatieron cuestiones técnicas: la plaza es una zona inundable, el tránsito escolar podría volverse caótico y hay antecedentes de accidentes en calles cercanas. “No es accesible ni segura”, remarcaron varios vecinos.

Piedra del Sapo, la alternativa más viable hasta ahora

Dentro de las distintas opciones que se analizaron, la que se perfila como más factible hasta el momento es el predio de Piedra del Sapo, una propuesta impulsada por Juan Pablo Guardabassi, ex presidente del Centro Vecinal de ese barrio y vecino activo de la zona.

A esa iniciativa, se sumó una propuesta durante la reunión que resonó con fuerza entre los presentes: convertir el predio en un centro de interpretación arqueológica e histórica, que funcione en conjunto con el IPEM 345. La idea fue celebrada por los vecinos y recibió el respaldo inmediato del intendente Marcos Torres, quien la calificó como “una muy buena opción” y destacó el valor educativo y cultural que podría tener para toda la ciudad.

Proyección de la edificación sobre el predio de Piedra de Sapo

La reunión también sumó la palabra de Alejandro Silva, integrante del Centro Vecinal de Liniers, quien se comprometió a trasladar lo conversado al resto del barrio y apoyar a los vecinos. “Vamos a tomar un café con los vecinos, ver qué piensan y acompañarlos. Eso es lo que tenemos que hacer”, expresó. Silva confirmó que los funcionarios presentaron estudios de accesibilidad y desagüe de distintos terrenos —incluidos los del barrio y otros cerca del Tiro Federal— y que la decisión final será política. “Nosotros actuaremos según lo que se decida. Si es en otro lado, acompañaremos al colegio. Pero si se insiste con hacerlo acá, veremos otras medidas. No queremos llegar a lo legal”, advirtió.

El conflicto dejó en evidencia un problema más profundo: ¿quién decide qué se hace en los espacios públicos? ¿El gobierno, los técnicos o la comunidad? La gestión de Torres, que acudió al lugar con tono conciliador, asumió el costo político de no haber construido previamente un canal de participación. “No queremos vecinos contra vecinos”, dijo, admitiendo que el proyecto se gestó sin consulta.

Con todo, el mandatario se comprometió a buscar otra ubicación y aseguró que “si no hay acuerdo, se avanzará con una expropiación en otro sitio”. La reunión cerró sin definiciones, pero con la promesa de una nueva etapa de negociación.

El caso del IPEM 345 no es solo un conflicto barrial: es un ejemplo claro de cómo la planificación urbana sin participación real puede convertirse en un error político de largo alcance.

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