Malvinas, entre gestos de poder e internas del Gobierno: Milei y Villarruel dividen la escena del 2 de abril

El acto por los 43 años de la Guerra de Malvinas dejó en evidencia las tensiones internas del oficialismo. Javier Milei propuso una “nueva diplomacia” para acercarse a los kelpers, mientras que Victoria Villarruel apeló a la unidad nacional a través de la causa Malvinas. La jornada estuvo marcada por frialdad protocolar, exclusión de veteranos y acusaciones de entreguismo.

Este 2 de abril, a 43 años del inicio de la Guerra de Malvinas, el Gobierno nacional realizó un acto oficial en la Plaza San Martín con la presencia del presidente Javier Milei y gran parte del Gabinete. Sin embargo, la conmemoración estuvo lejos de ser un gesto unificado del oficialismo: dejó al descubierto tensiones, internas y contradicciones en el discurso sobre soberanía.

Desde temprano, la vicepresidenta Victoria Villarruel encabezó su propia agenda en Tierra del Fuego, acompañando a veteranos de guerra. En un mensaje en redes sociales, afirmó: «La causa Malvinas es la única prenda de unidad de nuestra Nación». Su presencia territorial y su tono patriótico contrastaron con la línea marcada por Milei desde Buenos Aires.

Durante su discurso, el presidente sorprendió con una declaración que generó polémica: «Buscamos convertirnos en una potencia para que los malvinenses prefieran ser argentinos». Con esta frase, Milei marcó el retorno a una estrategia de seducción hacia los kelpers, una política que ya había intentado el canciller Guido Di Tella en los ‘90. El diario La Nación reflejó el rechazo de sectores nacionalistas y de parte del propio espectro militar, que ven en esta postura un abandono de la demanda de soberanía por medios firmes y diplomáticos.

Además, según reveló Infobae, la ceremonia estuvo atravesada por gestos de tensión: un saludo frío entre Milei y Jorge Macri, la inusual primera fila que ocupó el embajador en Reino Unido, Gerardo Ibarzábal, y un incidente de seguridad que encendió las alarmas en el cierre.

El panorama se volvió aún más crítico con lo expuesto por Página/12: veteranos de guerra no fueron invitados al palco central y debieron ubicarse fuera del perímetro principal, una decisión que fue leída como desprecio institucional y que motivó cuestionamientos desde asociaciones de excombatientes.

Por su parte, Clarín remarcó el tono desafiante de Villarruel, quien desde el sur lanzó una advertencia implícita hacia la Casa Rosada: «Malvinas no es ideología ni relato. Es dolor, lucha y pertenencia». Sus declaraciones refuerzan el rol que intenta construir dentro del Gobierno como garante de una narrativa más nacionalista, en abierta disputa con el enfoque más liberal y geopolítico del presidente.

La Casa Rosada, por su lado, publicó un mensaje escueto en X (antes Twitter): “HONOR Y GLORIA A LOS HÉROES DE MALVINAS”, sin referencias a los lineamientos estratégicos o acciones del Ejecutivo.

En suma, el 2 de abril de 2025 mostró un acto oficial dividido, con una narrativa fragmentada entre el economicismo geopolítico de Milei y la apelación simbólica de Villarruel. Mientras el presidente propone un acercamiento pragmático a los isleños, su vice busca sostener el reclamo histórico con un tono más emocional y militarizado. En el medio, los veteranos —protagonistas naturales de esta fecha— quedaron desplazados, tanto en la ceremonia como en la política de Estado.

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